9 sept 2009

** DROGA MIA **

Deja que te invada.
Todo lo que hacemos y armamos es para que nos invadas.
La carga es mucha y muy pesada.
Los pies se arrastran por el peso de las cajas.

Es duro.
Es de un minuto, quizá dos.
Pero vale la pena. Todo, para que nos invada.

20 kilómetros por hora, 40 kilómetros por hora, 80 kilómetros por hora.
Es una adrenalina. Y llevando las cajas encima.

Todo se baja, todo se carga de un solo viaje. No importa la cantidad, no importan las manos que hagan falta. No habrá un segundo viaje. Solo uno en el que se llevara todo, y luego...
A escalar otra vez la misma montaña recta.
Es complicado y cansador. Se lleva todo, también, de un solo viaje. Y todo para que nos invada lo antes posible.

Y nos reunimos.
El lugar es pequeño, pero nos alcanza y aun nos sobra. Hay un poco de polvo invisible en el aire que sabe a notas.
Desarmamos las cajas. Habrimos los estuches. Sacamos inmensos monstruos. Nuestros monstruos. Acomodamos, limpiamos muy por arriba. Hacemos las conecciones.

Todo esta listo. Estamos todos juntos y listos una vez mas. Como cada semana. Como cada sábado. Mirarnos es provocar a las tentaciones.
Estamos listos...
..
Brazos, manos, dedos, pies y talones se preparan, y al golpear baquetas al aire marcando un compás de cuatro, rompemos todos el piso al unisono, actuando para dar comienzo al éxtasis.
Y todo para que nos invada. Cada nota, cada acorde, cada compás, nos grita y nos susurran al oído.
Nuestras caras no reaccionan a las señales del cerebro.
Seria como el alcohol.
Como la mariguana.
Nos lleva a las profundas aguas de la exitacion.
Y lo sientes.
Desde tus dedos, que recorre todos tus brazos y que sube por los hombros, y detrás de la nuca. Sientes como si entrara por tus ojos y luego bajara por la garganta como un licor dulce que quema.
Nuestras manos y nuestros brazos duelen y arden. Los dedos sacan negras ampollas que rompen en sangre. Pero nos invade tanto tanto que es un éxtasis y no se puede parar.

Se acoplan y gritan. Y lo distorsionamos y gritamos ¡¡ANOTHER BREAK IN THE WALL!!..
Y algo siempre sube, siempre sube una vez mas por la garganta y te provoca gritar!!. Y gritamos en silencio con el implemento de nuestra música.
Los dedos duelen tanto de la fuerza entre cejilla y cejilla que se complica cambiar de tonos. Lo extraño es que el cuerpo reacciona de alguna manera avivando un fuego invisible pero carnalmente sensible, y por mas dolor, mas tentacion, la mente en blanco libera esos tendones que son movidos por la misma música.
Y pasamos al SOL en cejilla, el mas copado y gritamos ¡¡HEY TEACHER LEAVE THEM KIDS ALONE!!

En esos momentos, bajo todo el sonido, la distorsión y la música, la memoria y el lado cuerdo del cerebro, se encuentran en el Edén. Porque en ese momento no existe la cordura. No se puede pensar. No se debe pensar.
Entras en un éxtasis de música. Todos nuestros esfuerzos toman forma efímera.
Aun inexplicable.
Y todos nuestros esfuerzos, toda nuestra predisposición, es para un solo fin...
Para que nos invada.
Y el eco de la música del rasgar metálico de nuestras guitarras, de los acordes del órgano, de los redobles de la batería y del cantar del bajo en sus predominantes notas, llegan a cada esquina de la habitación y escapan en forma de energía electrificante por cada pequeño espacio libre.
Polvo de púa flota, invisible para el ojo inexsperto por toda la habitación.
Y platicamos minuto tras minuto extasiados. Con sonrisas sacadas de locura en nuestros rostros. Sintiendo y viviendo la música, dejando que nos invada una vez mas.
The Scientis
Don´t let me down
Oh Darling
Let it be
Creep
Imagine
Seminare y mas, son ejecutadas con la misma sangre hervida, y todo, para que nos invada.
Para que la música, nos invada.